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Crecen las alergias infantiles… ¿Qué podemos hacer?

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Xevi Verdaguer

Psiconeuroinmunólogo, nutricionista y fisioterapeuta. Ayudo a personas como tú a recuperar tu salud a través de la PNIE y otras disciplinas.

¿Qué aprenderás?

¿Por qué somos cada vez más sensibles? ¿Estamos haciendo algo que nos predispone? Nuestros niños nacen con falta de cortisona o antihistamínicos? Son muchas las preguntas alrededor del tema de crecimiento de las alergias entre la población, y que afectan sobre todo a los más pequeños.

Las consultas de los especialistas están llenas de niños y adultos con dermatitis atópica y manifestaciones alérgicas, como por ejemplo, asma o eccemas. De hecho, existen evidencias científicas recientes que nos confirman lo que hace tiempo ya temíamos: la nutrición durante los primeros años de vida (y también dentro del útero) se ha convertido en el factor ambiental de mayor impacto en las alergias infantiles y en las enfermedades que sufriremos de grandes.

Todo comienza en el útero

En esta época de la vida adquirimos la programación metabólica, es decir, el desarrollo y la programación del sistema inmunitario que nos acompañará durante nuestra vida. La nutrición fetal se asocia directamente a las enfermedades que presentamos de niños y también a la predisposición de sufrir determinadas enfermedades graves en la edad adulta. Desgraciadamente, el tratamiento de estas enfermedades apunta hacia otra dirección, y los remedios más habituales son antihistamínicos, cortisona, cremas hidratantes, broncodilatadores, etc. Un coctel que los más pequeños ya conocen y se toman como si nada.

• Medicamentos contraindicados. Es importante saber que “el jarabe de color naranja” que todo el mundo tiene en casa dentro del botiquín es un antinflamatorio no esteroideo. Este medicamento empeora los procesos alérgicos de los niños con enfermedades alérgicas y, por lo tanto, está claramente contraindicado.

Alimentos desaconsejados

La ingesta de alimentos ricos en ácido linoleico (omega-6), como el aceite de girasol, el aceite de palma o de maíz, aumentan la sensibilidad alérgica de la piel y los pulmones. También tenemos que evitar los productos derivados, como las margarinas o la repostería industrial. En estos productos, los aceites se han sometido a altas temperaturas (hidrogenación) para que se puedan conservar en buen estado durante más tiempo en las estanterías y esperando que algún despistado los ponga en la cesta.

¿Qué debemos comer?

Estudios epidemiológicos evidencian que la ingesta de alimentos ricos en omega-3 durante el embarazo mejora los parámetros inmunológicos de la sangre del cordón umbilical, un hecho que protege de la dermatitis atópica y de las alergias durante el primer año de vida, y también en la edad adulta.

Así, el consumo de alimentos ricos en omega-3 por parte de la madre durante la embarazo y la lactancia, como el pescado azul (2 veces por semana), las nueces (3 al día) o el lino (aceite o semillas), ofrece un efecto protector al niño y reduce la incidencia y la gravedad de la dermatitis atópica y de las alergias.

¿Pero, qué estamos comiendo?

Desafortunadamente, hoy en día los animales se alimentan básicamente de piensos de maíz, cebada o trigo (todos, ricos en omega-6), que favorecen las inflamaciones. Los peces de piscifactoría son alimentados con harina de soja y harina de trigo, entre otros componentes. Las vacas ya no comen hierba verde del campo y, por consiguiente, no incorporan a su organismo las beneficiosas grasas omega-3, que son antiinflamatorios.

El resultado es que los humanos, que nos encontramos al final de la cadena alimentaria, acabamos comiendo sus subproductos, leches, quesos, yogures, carnes o embutidos ricos en grasas omega-6, junto con todo lo que los animales han ingerido, lo cual favorece el desarrollo de enfermedades alérgicas, inflamatorias y cancerígenas. Son alimentos 100 % proinflamatorios.

De hecho, no és ninguna casualidad que el aumento del consumo de grasas omega-6 a partir de la segunda mitad del siglo XX haya coincidido con el incremento de alergias, tal como indican los estudios epidemiológicos. Es evidente que no es fácil comer sano en un mundo enfermo, pero gracias a Veritas tenemos al alcance alimentos auténticos, ricos en omega-3 y sin ningún tipo de pesticidas ni aditivos químicos. Frutas y verduras cultivadas como antes y carne y huevos que provienen de la ganadería ecológica, de animales que viven en libertad y se alimentan de manera natural y saludable.

Más información:

• Caldero, P.C. et. al. (2010) Is there a role for fatty acids in early life programming of the inmune system? Proceedings of the Nutrition Society.

• Willers, S. et. al. (2007) Maternal food consumption during pregnancy and asma, respiratory and atopic symptoms in 5-years old children. Thorax.

• Alm, B. et. al. (2009) Early introduction of fish decreases the riesgo of eczema in niños. Arch Dis Child.

• Romieu, I. et. al. (2007) Maternal fish intake during pregnancy and atopy and asma in infancy. Clin Exp Allergy.

Imagen extraída de la Wikipedia

Artículo publicado en Veritas

Xevi Verdaguer

Psiconeuroinmunólogo, nutricionista y fisioterapeuta. Ayudo a personas como tú a recuperar tu salud a través de la PNIE y otras disciplinas.

¿Qué aprenderás?

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